jueves, 31 de diciembre de 2009

LA ESCUELA SOCIALISTA

LA ESCUELA SOCIALISTA
Durante nuestro transcurso en el sistema escolar hemos analizado a los diferentes sistemas de gobiernos que existen, y sabiendo que el capitalismo es el sistema manejado en nuestro país, quizás no nos imaginamos que en años anteriores se estipuló a la educación socialista como una forma de educación que se debía ejercer en todas las escuelas del país.
La educación socialista, se presento cuando México fue gobernado entre 1934 y 1940 por el presidente Lázaro Cárdenas del Río, época en que por primera vez el país, se rigió además de la Constitución y las leyes reglamen­tarias, por un Plan Sexenal de Gobierno, que tenía como pilares fundamentales: la defensa de los recursos naturales del país, la aplicación de las leyes laborales a favor de los derechos de los trabajadores y el reparto de tierras en forma de ejidos.
Tras haber pasado por la etapa de la revolución mexicana, el PRN que consideró que la educación de tipo socialista no solo era una respuesta ante la ne­cesidad social que existía: expandir la educación elemen­tal por todos los rumbos del país y entre todos los sectores de la población, sino también como una herramienta polí­tica de cambio, y después de haberla propuesto, el Congreso Legislativo de esos años aprueba la reforma en el artículo 3° constitucional, el cual decía que la educación que se impartiría sería socialista, en sus orientaciones y tendencias, pugnando por que desaparecieran los prejuicios y dogmas religiosos y se creara una verdadera solidaridad humana sobre las bases de una socialización progresiva de los medios de producción económica.
Al crear esta reforma se quería hacer llegar la educación elemental a todos los mexicanos, que se centralizara el sistema edu­cativo bajo la vigilancia del gobierno federal para lograr una escuela única, aunque cada entidad tendría sus propias autoridades educativas encargadas de la organización, ad­ministración y vigilancia de la educación, se consideraba que era ne­cesaria una educación útil para el trabajo productivo, tanto en el campo como en las fábricas, se pretendía disminuir el analfabetismo al máximo posible, pues a pesar del esfuerzo que algunos gobiernos revolucionarios emprendieron en este sentido, los resultados eran desalentadores: una buena parte de los mexicanos aún no sabían leer y escribir, incorporar a los sectores menos favorecidos de la sociedad a la educación elemental, capacitar científica y tecnológicamente a la población para desempeñar sus trabajos y fortalecer el desarrollo económico del país. Incrementar el número de escuelas y profesores.
Los fundamentos de la educación socialista eran principalmente combatir dogmas y los prejuicios religiosos, impartir conocimientos basados en la realidad y con auxilio de la ciencia que explicara a los alumnos tanto el mundo natural como el social en el que se desenvolvía: “conocer es poder”. Conocer los fenómenos sociales para intervenir en ellos y dirigir su rumbo, así como conocer y determinar el curso del mundo natural y las riquezas que lo constituían para su mejor y racional explotación, pretendía que la educación impartida de­bía permitir a los alumnos “crear un concepto racional y exacto del universo y de la vida social”, pues iba en contra de cualquier otra explicación que no estuviera basada en la ciencia, la experimentación y la razón, estaba fuera de toda “ex­plicación inexplicable, dogmática y prejuiciosa como son las explicaciones religiosas”.
Uno de los ejes centrales de la escuela socialista, fue inculcar, tanto en la práctica como en la teoría, la subordinación que debía haber de los intereses individuales frente a los del grupo. El grupo, y no el individuo, debían dirigir los rumbos de la escuela socialista, del sindicato de obreros y trabajadores públicos como eran los maestros, del comisariado ejidal y demás organizaciones sociales.
Por educación socialista se entendía ayudar a los campesinos a gestionar obras de caracter social para la comunidad, la enseñanza de varios tipos de actividades pues la educación normal que se recibía comprendía la enseñanza de carpintería, ebanistería, sastrería, panadería, primeros auxilios, conservación de alimentos, apicultura, porcicultura, horticultura y otras más. Muchos maestros entendieron la lucha que habrían de dirigir contra los terratenientes y la fundación de ejidos, pretendía integrar a la mujer a la vida nacional dándole derechos políticos y económicos. La escuela empezó por lograr la igualdad entre hombres y mujeres, implantando la coeducación, lo que asustó a muchos padres. Además pretendían extirpar enfermedades y vicios de la sociedad mexicana, por lo que se realizaban campañas contra la tuberculosis, parásitos, alcoholismo, juegos de azar y fanatismos.
Por otra parte el profesor debía trabajar en la escuela y fuera de ella, convertirse en un líder social de la comunidad en la que se encontrara trabajando, educando, instruyendo y capacitan­do a todos, no sólo a los alumnos, para construir un México nuevo, debía organizar a todos, niños y adultos, en clubes y sociedades, además de dirigir el autogobierno escolar. Se debía implantar el autogobierno en todas las escuelas que, siendo democrático, acabar con un sistema educativo de clases al que no podían tener acceso las clases populares, y poner el sistema de educación extraescolar: prensa, cine, radio y todo medio de difusión bajo la mirada vigilante del Estado y al servicio de la educación socialista. De igual forma hubo la necesidad de hacer nuevos libros para las escuelas cuyos contenidos y métodos estuvieran de acuerdo con la educación socialista implantada. Libros que se identificaran con las tendencias socialistas de la educación, y para ello se propuso formar un programa editorial y una comisión editora integrada por “escritores revolucionarios”, que escribieran y dicta­minaran libros al servicio de la causa socialista de la nueva escuela, sin descuidar los lineamientos estipulados por la pedagogía moderna. Libros ideológica y pedagógicamen­te distintos y nuevos, de ser posible gratuitos y al alcance de todas las posibilidades económicas. Se recomendó quitar de las escuelas los libros que se estaban usando para reemplazados por lecturas realistas, que mostraran al lec­tor el mundo sin disfraces ni matices.
De igual forma, la reforma educativa trajo consigo la necesidad de hacer nuevos libros para las escuelas cuyos contenidos y métodos estuvieran de acuerdo con la educación socialista implantada. Libros que se identificaran con las tendencias socialistas de la educación, y para ello se propuso formar un programa editorial y una comisión editora integrada por “escritores revolucionarios”, que escribieran y dicta­minaran libros al servicio de la causa socialista de la nueva escuela, sin descuidar los lineamientos estipulados por la pedagogía moderna. Libros ideológica y pedagógicamen­te distintos y nuevos, de ser posible gratuitos y al alcance de todas las posibilidades económicas. Se recomendó quitar de las escuelas los libros que se estaban usando para reemplazados por lecturas realistas, que mostraran al lec­tor el mundo sin disfraces ni matices que lo ocultaran o lo tergiversaran.
Sin embargo, hubieron quienes atacaron a la educación socialista entre otras cosas por “impía e inmoral”, pues creían que iba a arrancar a los niños de las familias para entregarlos a un Estado socialista. El alto clero atacó duramente la reforma educativa, pues en pocas palabras se sentían ofendidos y el arzobispo un diario católico amenazó con la excomunión a los padres de familia que enviaran a sus hijos a las futuras escuelas socialistas que se iban a implantar en México una vez que el asunto fuera discutido y aprobado en las Cáma­ras, así como a los maestros y maestras que trabajaran en ellas y apoyaran la reforma educativa. Se opuso a esta postura de que sólo el Estado fuera quien dirigiera la educación en Méxi­co, y en nombre de la libertad de enseñanza pedía seguir interviniendo en la educación de la niñez a través de las escuelas religiosas. Estas solicitudes fueron negadas por el gobierno cardenista, aunque la iglesia católica se daría sus mañas, abiertas unas y encubiertas otras, para seguir pesando en la conciencia de los mexicanos fuera de los recintos de las iglesias, como lo eran las propias casas de los creyentes y las escuelas religiosas.
Con todo lo anterior considero que la educación socialista era interesante, pues creo que lo más recomendable es que no existieran dogmas de ningún tipo, pues como sabes en la actualidad en el sistema educativo existe algunos dogmas que se nos han inculcado, y permanecen algunas ideas religiosas que se siguen transmitiendo dentro de las aulas. El hecho de que no se logro establecer este tipo de educación, nos damos cuenta que fue por la influencia de la iglesia, pues era la que más se oponía, y sin duda como el gobierno no le conviene tener enfrentamientos con la iglesia, pues tuvo que hacer las modificaciones necesarias para quedar bien con ella, y también porque bien sabemos que México es un país capitalista, por lo cual creo que no puede haber educación socialista en una sociedad capitalista, y por eso no era posible una educación verdaderamente socialista en el México de Cárdenas y además era un intento muy radical de querer cambiar el sistema educativo mexicano.